Tuesday, March 17, 2009

Tipeo con una sola mano.....El buscador de oro...J.M.G Le Clézio

El buscador de oro J.M.G Le Clézio




"Esa noche, cuando las estrellas aparecen una a una en el cielo, al norte, la Osa Menor, Sirius, comprendo de pronto mi error: cuando he situado la línea este-oeste, partiendo de la marca del arganeo, he utilizado como orientación el norte magnético indicado por mi brújula. El Corsario, que trazaba sus planos y marcaba sus puntos de orientación en las rocas, no utilizba brújula. Sin duda la estrella del norte le servía de indicación y estableció la perpendicular este-oeste por medio de esta dirección. La diferencia entre el norte magnético y el norte estelar es de 7º 36, lo que supone una diferencia de casi cien pies en la base del acantilado, es decir, en la otra pared de roca que forma la primera estribación de la cima del Comendador.
Estoy tan conmovido por este descubrimiento que no puedo aguardar a que llegue el día. Provisto de mi fanal, camino descalzo hasta el acantilado. El viento sopla con violencia, arrastrando nubes de agua pulverizada. Protegido pr las raíces del viejo tamarindo, no había advertido la tormenta. Pero aquí me hace titubear, silban mis oídos y la llama de la lampara titila.
Estoy ahora al pie del acantilado norte y busco un paso. La pared es tan abrupta que tengo que aguantar el fanal entre los dientes para escalar. Llego así hasta una cornisa, a media altura, y comienzo a buscar la marca a lo largo del acantilado que se desmorona. Iluminada por el fanal, la pared de basalto toma un aspecto extraño, infernal. Cada hueco, cada fisura me sobresalta. Recorro así toda la cornisa, hasta la quebrada que separa esta pared del acantilado de la punta que domina el mar. Estoy aturdido por las ráfagas de viento frío, por el rugido del mar muy próximo, por el agua que chorrea en mi rostro. Cuando me dispongo a bajar de nuevo, agotado, distingo, una amplia roca por encima de mí, y sé que el signo debe estar allí, estoy seguro. Es la única roca visible desde cualquier punto del valle. Para alcanzarla, tengo que dar un rodeo, seguir un camino que se desmorona. Cuando llego por fin ante la roca, con el fanal entre los dientes, veo el arganeo. Está grabado con tanta claridad que habría podido verlo sin la lámpara. Sus bordes son cortantes bajo mis dedos, como si los hubieran esculpido ayer. La piedra negra es fría, resbaladiza. El triángulo está dibujado con el vértice hacia arriba, al revés que el arganeo del oeste. Parece, en la roca, un ojo misterioso que mira desde el otro lado del tiempo, contemplando eternemente la otra vertiente del valle, sin cejar, cada día, cada noche. Un estremecimiento recorre mi cuerpo. He penetrado en un secreto más fuerte, más duradero que yo. ¿ Hasta dónde me llevara?"









Niza, 1940. Escritor. La obra de Jean-Marie G. Le Clézio siempre estuvo al margen de grupos, escuelas y tendencias. Este novelista, narrador y ensayista fue educado en la cultura francesa, y es un agudo conocedor de la literatura anglosajona. A los 23 años obtuvo el premio Renaudot por su novela Le Procès-verbal . Su obra incluye más de 40 títulos entre novelas, ensayos y relatos, que se hacen eco de sus inquietudes ecológicas, de su rebelión contra la intolerancia del pensamiento racionalista occidental, y de su fascinación por el mundo indígena americano. La crítica no ha podido encasillarlo en una línea particular. En 1980, Le Clézio, fue el primer escritor en recibir el premio Morand por el conjunto de su obra. En 1994, fue elegido como el más importante escritor contemporáneo de habla francesa

3 comments:

elpoetadeyeso said...

He leido con detenimiento tu Blog y me agrada pues actualiza mis referencias y compartes tus conquistas.Encontré a Le Clézio ya hace un buen tiempo,leí el DILUVIO y quedé atrapado por su obsesa escritura. Gracias,seguré oteando!

Lucia Olazabal said...

gracias por el comentario!
lamentablemente a veces necesitamos el nobel para descubrir a un autor! por suerte con Le clezio hay para rato.
saludos, lucia

Anonymous said...

Me encanto este libro. Saludos.
Pablo.